“CAER ES PERMITIDO, LEVANTARSE ES OBLIGATORIO”
Alex Zanardi nació el 23 de octubre de 1966 en Bolonia, Italia. Fue un destacado piloto de automovilismo, especializado en monoplazas, que debutó en la Fórmula 1 en 1991.
En 1996, Zanardi se trasladó a la Champ Car, donde se consagró campeón en 1997 y 1998. Después de esos exitosos años, regresó a la Fórmula 1 en 1999, pero lamentablemente no logró puntuación durante toda la temporada. En 2001, regresó a la Champ Car, la categoría donde había alcanzado sus mayores logros.
Sin embargo, el 15 de septiembre de 2001, durante una carrera en el Euro Speedway Lausitz en Alemania, Zanardi tuvo un grave accidente que le cambió la vida. En ese trágico evento, perdió ambas piernas y estuvo al borde de la muerte. Zanardi recordó: “No recordaba nada del accidente. Solo cuando regresé allí (en 2003) es cuando las cosas volvieron a la mente. Quizás es bueno que fuera así. Mi corazón se paró siete veces aquel día. Había perdido el 75% de la sangre. Me quedaba menos de un litro en mi cuerpo. Lo único que el corazón bombeaba era plasma y aire fresco.” Fuente: ABC.
A pesar de su situación, Zanardi no se alejó de las carreras. Tras un arduo proceso de rehabilitación, diseñó sus propias prótesis de titanio, que le permitieron regresar al volante. Con un BMW adaptado a su nueva condición, logró clasificar en un notable séptimo puesto a la edad de 37 años. En 2003, regresó al circuito donde sufrió su accidente y rompió récords al completar una carrera a 311 km/h, superando las expectativas de todos los presentes. En 2005, celebró su primera victoria desde el accidente, pilotando únicamente con las manos.
No se detuvo ahí; ese mismo año comenzó a montar un triciclo adaptado, en el que pedaleaba con las manos. En 2009, consiguió un impresionante cuarto puesto en el maratón de Nueva York con solo cuatro semanas de entrenamiento. También ganó la maratón de Venecia y la de Roma, estableciendo un tiempo de 1 hora, 15 minutos y 53 segundos (con una velocidad media superior a 34 km/h). En 2011, logró el subcampeonato mundial en su categoría, lo que le permitió participar en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
En Londres, Zanardi ganó la medalla de oro en la contrarreloj y, pocos días después, ganó la prueba de ruta en el circuito de Brands Hatch, un lugar que ahora conoce a la perfección. Con 47 años cumplidos en octubre, sigue mostrando su pasión por las carreras y exprimiendo al máximo su espíritu competitivo, expresando su deseo de participar en las 500 millas de Indianápolis.
Alex Zanardi se erige como un ejemplo de actitud positiva, demostrando una increíble fuerza interna, coraje y la determinación de seguir adelante.
¡Sí se puede!
Conoce más sobre la temática en nuestro artículo: “El Accidente de Alex Zanardi: un giro inesperado en su carrera y vida“


Una prueba más del coraje y determinación que puede tener un ser humano al no rendirse y definitivamente un ejemplo para todos los quejumbrosos para alentarlos a hacer a un lado sus bloqueos y logren alcanzar sus metas.
“CAER ES PERMITIDO, LEVANTARSE ES OBLIGATORIO”
Nació el 23 de octubre de 1966 en Bolonia, Italia. Era un piloto de automovilismo especializado en monoplazas. Debutó como piloto de fórmula 1 en 1991.
En 1996 se pasó a la Champ Car. En 1997 y 1998 se coronó campeón. Tras esos éxitos regresó a la Fórmula 1 en 1999, pero no recibió ningún punto en toda la temporada. Así en 2001 volvió a la categoría donde logró sus mayores éxitos, la Champ Car.
Un día común y corriente, el 15 de septiembre de 2001 en Alemania, Alex tuvo un grave accidente durante una carrera de la Champ Car en el Euro Speedway Lausitz, Le arrancó todo lo que tenía en ese momento: su mundo. Alex perdió sus piernas y estuvo a punto de perder su vida.
El accidente ocurrió cuando Zanardi lideraba la carrera en las últimas vueltas, después de una parada tardía en los pits, salió de nuevo a la pista, aceleró bruscamente y perdió el control del auto, el canadiense Alex Tagliani no pudo evitar chocarlo, fue uno de los accidentes más horribles de la historia del automovilismo. Por suerte sobrevivió ya que los médicos llegaron a tiempo. –“No recordaba nada del accidente. Sólo cuando regresé allí (en 2003) es cuando las cosas volvieron a la mente. Quizás es bueno que fuera así. Mi corazón se paró siete veces aquel día. Había perdido 75% de la sangre. Me quedaba menos de un litro en mi cuerpo. Lo único que el corazón bombeaba era plasma y aire fresco”-, recordó Zanardi.
A pesar de todo lo vivido no se alejó de las carreras, tampoco perdió su habilidad con el volante y su coraje. Siguió compitiendo después de un período de rehabilitación y diseñó sus propias prótesis de titanio para que éstas le permitiesen seguir conduciendo en coches de carreras. Manejó un BMW adaptado a su nueva condición. Tenía 37 años y acabó en séptimo puesto. En 2003 batió un récord, en el mismo circuito donde tuvo el accidente, completó una carrera a los 311 km/h, clasificó en quinto puesto dejando de lado su discapacidad. La gente esperaba una exhibición lenta, pero él mismo los sorprendió a todos. En 2005 logró en Alemania su primera victoria desde que sólo conducía con las manos.
Pero él nunca quedó con los brazos cruzados, ese mismo año comenzó a montar en un triciclo adaptado a su discapacidad, en el que pedaleaba con las manos. En 2009 ganó el cuarto puesto en el maratón de New York en tan sólo cuatro semanas de entrenamiento. Ganó el de Venecia en 2009 y el de Roma en 2010 con un tiempo de 1 hora, 15 minutos y 53 segundos (la velocidad media fue superior a 34 km/h). En 2011 alcanzó el subcampeonato mundial de la categoría. Fueron méritos más que suficientes para conseguir una plaza para los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
Allí ha ganado la medalla de oro en contrarreloj y, unos días más tarde, la prueba de ruta en los aledaños del circuito de Brands Hatch, que a estas alturas conoce como la palma de sus poderosas manos. Cumple 47 años en octubre y sigue sin cansarse… dice que quiere correr las 500 millas de Indianápolis.
El es un ejemplo de actitud positiva, tuvo una fuerza interna increíble, coraje y las ganas de seguir adelante.
¡Sí se puede!