El 27 de mayo de 2017, se llevarán a cabo unas mini olimpiadas para personas con síndrome de Down en el municipio Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas en México. Este evento tendrá lugar en la Secretaria de la Juventud, Recreación y Deporte.
Estas mini olimpiadas para personas con síndrome de Down, comenzaran a las 8:00 de la mañana, siendo parte de las actividades de integración que se realizan para apoyar a las personas vulnerables.
Por consiguiente, Marta Muñoz de Castellanos, la presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en Tuxtla, realizó una rueda de prensa en donde realizó la convocatoria a la primera edición de las mini olimpiadas para personas con síndrome de Down, detallando que van dirigidas a la población con esta condición, que pertenezcan o no a instituciones privadas, publicas, fundaciones o clubes.
En todo caso, la finalidad es fomentar la inclusión de las personas con este síndrome en la sociedad, fortaleciendo además el respeto por las personas con discapacidad. (más…)
Jimmy Eulert Pinto es, sin duda, uno de los deportistas discapacitados más destacados y meritorios de América Latina. Nacido en 1952 en La Paz, Bolivia, tres meses después fue inscrito en la embajada de Perú, donde comenzó su vida mientras se preparaba para enfrentar los desafíos que el destino le tenía reservados. A sus 18 años, un grave accidente de tránsito cambió su vida para siempre; quedó postrado en una silla de ruedas. Sin embargo, esta condición no detuvo su espíritu competitivo ni su pasión por el deporte, y con el tiempo se convertiría en un nadador de élite que inspiraría a muchos.
Jimmy comenzó su carrera deportiva a los 22 años, momento en el que decidió transformar su vida a través del deporte, a pesar de la falta de apoyo que enfrentó por parte de las autoridades y organizaciones. Desde el inicio de su camino, evidenció una tenacidad poco común y una dedicación inquebrantable, que lo llevó a ser uno de los deportistas que más alegrías le dio al pueblo peruano. Su esfuerzo y logros son un testimonio de cómo la adversidad puede convertirse en un motor de superación.
Dentro de su impresionante palmarés, Jimmy ha conseguido 14 medallas de oro en diferentes competencias internacionales, incluidas destacadas participaciones en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004. En estos eventos, no solo compitió por la gloria personal, sino que también defendió con orgullo los colores de su patria, inspirando a otros a seguir adelante pese a las dificultades.
El 22 de diciembre de 2000, su extraordinaria trayectoria fue honrada cuando recibió los Laureles Deportivos, la máxima distinción que un deportista peruano puede recibir del Estado. Esta distinción no solo reconoce sus logros en el deporte, sino también su papel como un faro de esperanza y resiliencia para muchos. Su vida y carrera son un claro reflejo de que, con perseverancia y dedicación, es posible superar cualquier obstáculo.
En una entrevista, Jimmy expresó con sinceridad: “El deporte me ha permitido seguir vivo, porque me hizo mejorar el rendimiento de mis órganos. Por mi estado, el cuadro de supervivencia es bajo. Estamos hablando de un promedio de 40 años, y ya tengo 55. Creo que he superado todos los diagnósticos. No puedo dejar de nadar, porque no hacerlo sería atentar contra mi salud”. Estas palabras resaltan la importancia del deporte no solo como una forma de competición, sino como un camino hacia una mejor calidad de vida y bienestar.
Retos y Superaciones
A lo largo de su carrera, Jimmy ha enfrentado numerosos desafíos, desde la falta de recursos y apoyo hasta prejuicios y estigmas sociales con respecto a los deportistas con discapacidad. Sin embargo, siempre ha mantenido su enfoque en el entrenamiento y la superación personal. Mantener una rutina de entrenamiento rigurosa ha sido clave para su éxito, y su dedicación al deporte ha demostrado que el esfuerzo puede romper barreras y abrir puertas.
El impacto de Jimmy en el deporte no se limita a su desempeño individual; él ha sido un impulso para la comunidad de deportistas paralímpicos en Perú y América Latina. Su historia ha servido para motivar a muchos jóvenes atletas a seguir sus pasos y luchar por sus sueños, sin importar las dificultades que puedan encontrar en el camino. Por su contribución y liderazgo, se han gestado iniciativas que buscan promover el deporte adaptado y dar más visibilidad a los deportistas con discapacidad.
Reconocimiento y Legado
Jimmy Eulert Pinto no solo es un ejemplo de éxito en el deporte; su legado trasciende hoy en día y se extiende a diversas iniciativas que fomentan la inclusión y el respeto hacia las personas con discapacidad. Organizaciones como Comité Paralímpico Peruano trabajan para proporcionar el apoyo necesario a los atletas discapacitados, gracias a la inspiración que figuras como Jimmy han brindado.
En la actualidad, es fundamental que se continúe el trabajo de sensibilización y educación en torno a los derechos de las personas con discapacidad, y la importancia del acceso al deporte como una herramienta de empoderamiento y mejora de la calidad de vida. Además, el respaldo institucional y la creación de políticas inclusivas son esenciales para que más talentos emergentes puedan seguir el camino que Jimmy ha pavimentado con su esfuerzo.
La historia de Jimmy Eulert Pinto es un poderoso recordatorio de que, con determinación y pasión, se puede superar cualquier adversidad. Su vida y sus logros son ejemplo para futuras generaciones y un motivo de orgullo para Perú y toda América Latina. Su legado como deportista y como ser humano continúa inspirando a muchos, y su historia demuestra que las limitaciones físicas no pueden ni deben definir lo que una persona puede alcanzar.
Marla Runyan es la primera atleta paralímpica que participó en unos Juegos Olímpicos. La vida de Marla transcurrió con total normalidad hasta los nueve años, ocasión en la que le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt. Esta afección llevaría a que Marla viera su entorno muy borroso, convirtiéndola en parcialmente ciega. Desde ese momento, Marla se propuso buscar actividades que demostraran a los demás que ella podía destacarse en cualquier actividad, sin importar su discapacidad.
Luego de intentar con el fútbol y el violín, dio con el atletismo. Mucho entrenamiento duró la llevó a los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992, donde se colgó nada menos que cuatro medallas de oro. En Atlanta 1996 también tendría una actuación destacadísima, cosechando otro oro y una medalla de plata.
De todas maneras, Marla siempre tuvo como objetivo dejar los deportes paralímpicos para participar en competiciones como los Juegos Panamericanos o las Olimpíadas. Siempre estaban presentes algunas lesiones que ponían un manto de duda sobre la posibilidad de cumplir su sueño.
A base de mucho trabajo y sacrificio consiguió un lugar en los Juegos Panamericanos de 1999, donde ganó el primer lugar en la carrera de 1.500 metros y el respeto y reconocimiento de sus colegas y periodistas. Esta destacada actuación la llevó a cumplir su gran sueño: competir en las Olimpíadas de Sidney 2000, donde se hizo un lugar en la final de 1.500 metros, culminando finalmente en la octava posición.
“Corro, sin ver más que la pista despejada justo delante de mí. No sé cuántas corredoras tengo delante o detrás. El grupo de competidoras es un ser multicolor. Siento la suave curva que indica el indicio de los últimos 200 metros y el sprint final. Ahora estoy compitiendo contra personas individuales pero ¿quiénes son? ¡Y qué más da! Saber sus nombres no me va a facilitar ganarles”.
Sin duda, la historia de Marla es un gran motivador para todos aquellos deportistas discapacitados que estén luchando por ganarse su lugar.