¿Qué es el “crip time” y por qué es importante hablar del tiempo en discapacidad?
Tiempo normativo vs. tiempo real
En una sociedad que valora la rapidez, la productividad constante y los plazos ajustados, se suele asumir que todas las personas pueden moverse, responder, aprender o trabajar al mismo ritmo. Sin embargo, esta expectativa está basada en un modelo normativo de tiempo que no contempla las realidades de quienes viven con discapacidad.
Hablar de “crip time” (literalmente, “tiempo crip”, una resignificación del término cripple en inglés) es poner en cuestión esa lógica dominante. Es reconocer que muchas personas con discapacidad experimentan el tiempo de formas distintas y que esas diferencias no deben ser vistas como fallas, sino como parte legítima de la diversidad humana.
¿Qué es el “crip time”?
El concepto de “crip time” surge desde los activismos y estudios críticos de la discapacidad. Propone una forma alternativa de entender el tiempo, más flexible, más humana y adaptada a los cuerpos y mentes diversas. Lejos de la idea de que “llegar tarde” o “tomar más tiempo” es un problema, el crip time afirma que cada persona necesita tiempos distintos para descansar, recuperarse, desplazarse, procesar información, expresarse o completar tareas.
El crip time no es un privilegio ni una concesión. Es un derecho a vivir de acuerdo con el propio ritmo, sin ser penalizado por ello. Implica desarmar el ideal de “normalidad” en el uso del tiempo y promover contextos sociales, educativos y laborales que se adapten a los cuerpos reales.
¿Por qué es importante visibilizarlo?
Muchas personas con discapacidad viven con dolor crónico, fatiga, alteraciones sensoriales, dificultades de movilidad o condiciones de salud mental que exigen pausas, cambios de ritmo o tiempos extendidos. A menudo, sin embargo, deben esforzarse por encajar en sistemas que no contemplan estas realidades, lo que genera estrés, exclusión o deterioro de la salud.
Hablar de crip time es dar valor a la experiencia vivida de quienes no pueden —ni quieren— seguir el ritmo acelerado del mundo productivo. Es reconocer que las rutinas lineales, los horarios rígidos y las métricas estandarizadas excluyen a muchas personas. Y es también una forma de resistencia: decir que la vida no tiene un solo compás válido.
Crip time en el trabajo y la educación
En el ámbito laboral, aceptar el crip time implica ofrecer flexibilidad horaria, permitir pausas para autorregularse, brindar tiempos extendidos para realizar tareas o modificar objetivos sin penalizar a quienes necesitan adaptar su jornada.
En la educación, significa reconocer que no todas las personas aprenden o rinden evaluaciones al mismo ritmo. Requiere ajustes razonables en plazos, entregas, métodos de evaluación y modos de participación.
Incorporar esta perspectiva permite construir espacios más inclusivos, donde todas las personas puedan aportar desde sus posibilidades reales, sin tener que “disfrazar” sus tiempos para ser aceptadas.
¿El crip time solo aplica a personas con discapacidad?
Aunque el concepto surge desde y para la comunidad con discapacidad, muchas reflexiones que aporta benefician a toda la sociedad. ¿Quién no ha sentido que el ritmo impuesto es inhumano? ¿Quién no ha necesitado más tiempo para adaptarse, aprender o simplemente descansar?
El crip time nos invita a imaginar una cultura del tiempo más amable, donde se valore la pausa, el cuidado, la escucha y la adaptación mutua. Una cultura donde el tiempo no sea un castigo, sino una herramienta para vivir mejor.
¿Te sentiste alguna vez presionada o presionado por no poder seguir el ritmo “esperado”? ¿Conoces a alguien que viva el tiempo de otra forma? ¡Dejanos tu comentario! Te invitamos a leer nuestro artículo Sesgos inconscientes en entrevistas laborales: cómo reconocerlos y enfrentarlos

