Reforma laboral en Colombia 2025: lo que deben saber las empresas sobre la obligación de contratar personas con discapacidad

Reforma laboral en Colombia 2025: lo que deben saber las empresas sobre la obligación de contratar personas con discapacidad

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), publicadas en diciembre de 2024, solo el 23,5% de las personas con discapacidad participan en el mercado laboral, una cifra preocupantemente baja si se compara con el 66,4% de la población general. La brecha también es significativa en el ámbito educativo: apenas 17 de cada 100 personas con discapacidad acceden a la educación superior, lo que evidencia las limitaciones estructurales del sistema educativo para garantizar una inclusión efectiva de este grupo poblacional

La reforma laboral aprobada en Colombia en 2025 trajo cambios significativos en el panorama de los derechos laborales. Entre las novedades más importantes en materia de inclusión se encuentra la implementación de cuotas obligatorias de contratación de personas con discapacidad para el sector privado.

Este nuevo marco busca corregir una deuda histórica: la baja participación laboral de personas con discapacidad en Colombia, pese a contar con leyes vigentes como la Ley 361 de 1997, que promueve su vinculación al empleo. Con la reforma, el cumplimiento ya no dependerá únicamente de la voluntad empresarial, sino que pasa a ser una obligación legal clara y medible.

¿Qué establece la cuota de contratación?

La cuota de contratación de personas con discapacidad se encuentra detallada en el artículo 15, numeral 17 del proyecto de ley, y corresponde a lo que anteriormente era el artículo 51 en versiones previas del texto aprobado por el Senado.

Según lo aprobado:

  • Las empresas que cuenten con hasta 500 trabajadores deberán contratar o mantener contratados, según corresponda, al menos dos trabajadores con discapacidad por cada 100 trabajadores.
  • A partir de 501 trabajadores en adelante, deberán contratar o mantener contratados, según corresponda, al menos un trabajador con discapacidad adicional por cada 100 trabajadores.

Estas disposiciones buscan que las empresas sean parte activa en la construcción de un país más equitativo, reconociendo el empleo como una herramienta clave para la autonomía y la dignidad de las personas con discapacidad.

¿Por qué se implementa esta medida?

Según datos oficiales del DANE, la tasa de participación laboral de personas con discapacidad en Colombia es considerablemente inferior a la del resto de la población. Las razones son múltiples:

  • Barreras físicas y arquitectónicas. 
  • Procesos de selección no accesibles. 
  • Prejuicios sobre las capacidades laborales. 
  • Falta de ajustes razonables en los lugares de trabajo. 

Ante este escenario, la reforma plantea una respuesta estructural: establecer cuotas obligatorias para revertir la exclusión sistemática.

Incentivos para el cumplimiento

Además de la obligación legal, las empresas que cumplan con esta cuota pueden acceder a beneficios tributarios ya contemplados en la Ley 361 de 1997, como:

  • Deducción del 200 % del valor de los salarios y prestaciones sociales pagados a personas con discapacidad, en la base gravable del impuesto sobre la renta. 
  • Apoyo institucional para la adecuación del entorno de trabajo. 
  • Acceso a acompañamiento técnico por parte de entidades públicas y organizaciones especializadas. 

Estos incentivos buscan facilitar la implementación de las medidas y promover una cultura empresarial inclusiva.

¿Qué desafíos implica para las empresas?

Cumplir con la cuota no es solo contratar por cumplir. Supone un proceso de transformación organizacional. Algunas claves que las empresas deben tener en cuenta:

  • Revisar sus procesos de reclutamiento y selección para garantizar accesibilidad desde la postulación. 
  • Implementar ajustes razonables según las necesidades de cada persona contratada (tecnología, horario, espacio físico). 
  • Capacitar a los equipos de trabajo y liderazgo en inclusión y accesibilidad. 
  • Monitorear y evaluar continuamente las condiciones de accesibilidad y bienestar de todas las personas trabajadoras. 

Además, es recomendable construir alianzas con organizaciones expertas en inclusión laboral de personas con discapacidad para facilitar este proceso de manera responsable.

Más que una cuota: una oportunidad

Si bien el establecimiento de cuotas suele generar debates, esta medida debe entenderse como un primer paso para garantizar derechos, no como un límite. Muchas empresas que ya trabajan en inclusión han demostrado que contar con equipos diversos no solo es una cuestión de justicia social, sino también de valor estratégico: mejora el clima organizacional, estimula la innovación y amplía la mirada sobre el talento.

Incluir a personas con discapacidad en los equipos no debe verse como una carga, sino como una oportunidad para construir organizaciones más humanas, diversas y sostenibles.

La nueva cuota de contratación para personas con discapacidad establecida en la reforma laboral colombiana es un avance concreto en la agenda de inclusión laboral. Para las empresas, representa una responsabilidad legal, pero también una invitación a repensar la forma en que se construyen los equipos de trabajo.

Cumplir con la cuota es solo el inicio. El verdadero desafío es construir entornos accesibles, respetuosos y capaces de valorar el talento en todas sus formas.

 

Conoce más sobre cómo acompañamos a las empresas en sus procesos de inclusión laboral en: https://www.incluyeme.com/para-empresas/

Gestión del dolor crónico en entornos laborales inclusivos

Gestión del dolor crónico en entornos laborales inclusivos

El dolor crónico como parte de la diversidad en el empleo

La inclusión laboral de personas con discapacidad implica reconocer la enorme diversidad de condiciones que pueden formar parte de la vida laboral. Entre ellas, el dolor crónico ocupa un lugar muchas veces invisibilizado. Millones de personas en el mundo conviven con diferentes formas de dolor persistente, que pueden afectar su energía, concentración, movilidad, estado emocional y, en consecuencia, su desempeño laboral.

El desafío no radica solo en el acceso al empleo, sino en cómo sostener la permanencia laboral de estas personas dentro de entornos accesibles, comprensivos y flexibles. La gestión adecuada del dolor crónico en el ámbito laboral es clave para garantizar el derecho al trabajo digno, prevenir el desgaste y promover trayectorias laborales sostenibles.

¿Qué es el dolor crónico y por qué es un tema de inclusión laboral?

El dolor crónico es aquel que se mantiene durante al menos tres meses, de manera continua o intermitente. Puede estar asociado a distintas condiciones de salud: enfermedades reumatológicas, musculoesqueléticas, neurológicas, autoinmunes, viscerales, oncológicas, entre otras. También puede estar vinculado a lesiones previas o a síndromes de dolor de origen desconocido.

A diferencia del dolor agudo —que tiene un origen puntual y suele resolverse—, el dolor crónico forma parte de la vida cotidiana de muchas personas, impactando tanto en lo físico como en lo emocional, lo social y lo laboral.

En el ámbito del trabajo, el dolor crónico puede:

  • Reducir la energía disponible para jornadas prolongadas.

     

  • Generar necesidad de pausas o modificaciones en las tareas.

     

  • Afectar la concentración o el estado de alerta.

     

  • Alterar el sueño, impactando en el rendimiento.

     

  • Generar ansiedad o frustración ante el desconocimiento de las personas colegas o líderes.

     

Por estos motivos, gestionar adecuadamente el dolor crónico dentro del entorno laboral es también una forma concreta de construir inclusión.

Barreras adicionales que enfrentan las personas con dolor crónico

Las personas que conviven con dolor crónico no solo deben lidiar con su condición médica, sino también con obstáculos sociales y organizacionales que profundizan su desgaste:

Invisibilidad de la condición
Al no ser siempre visible, el dolor crónico suele ser minimizado, cuestionado o subestimado por quienes no lo experimentan.

Estigmatización
Pueden enfrentar prejuicios como ser consideradas poco comprometidas, “exageradas” o con bajo rendimiento.

Falta de comprensión en los equipos de trabajo
Muchas veces no existen espacios de conversación abierta sobre las necesidades específicas de las personas con dolor crónico.

Rigidez en la organización del trabajo
Horarios inflexibles, poca posibilidad de pausas, falta de teletrabajo o estructuras de tareas rígidas pueden hacer inviable sostener la actividad laboral a largo plazo.

Ausencia de protocolos claros de apoyo
Muchas empresas no cuentan con procedimientos para gestionar estas situaciones de forma respetuosa y efectiva.

Estrategias concretas para la gestión del dolor crónico en el trabajo

La gestión del dolor crónico dentro de la empresa no debe depender exclusivamente de la persona trabajadora. Las organizaciones tienen un rol activo en generar las condiciones necesarias para sostener el bienestar laboral. Algunas estrategias clave son:

  • Promover la flexibilidad laboral

  • Ajustes ergonómicos en el puesto de trabajo

  • Pausas planificadas y micro descansos

  • Comunicación abierta y respetuosa

  • Protocolos de seguimiento continuo

El autocuidado: un pilar de la sostenibilidad laboral

Si bien el acompañamiento organizacional es indispensable, las propias personas que viven con dolor crónico también pueden fortalecer estrategias personales de autocuidado para sostener su bienestar:

  • Planificar actividades laborales priorizando tareas más exigentes en los momentos de mayor energía.

     

  • Incorporar técnicas de manejo del estrés, mindfulness o respiración.

     

  • Mantener rutinas de movimiento físico adaptadas.

     

  • Organizar agendas equilibradas que contemplen descanso.

     

  • Identificar señales tempranas de sobrecarga para solicitar ajustes a tiempo.

     

El autocuidado no reemplaza la responsabilidad organizacional, pero es un complemento fundamental para sostener la calidad de vida laboral.

Incluir también es cuidar

Hablar de empleo inclusivo no se limita al acceso inicial al trabajo. Implica sostener condiciones laborales que respeten la salud integral de cada persona, adaptándose a sus necesidades específicas a lo largo del tiempo.

Las personas con dolor crónico pueden desarrollar trayectorias laborales exitosas, productivas y enriquecedoras si cuentan con el entorno adecuado. Incluir es también cuidar, acompañar y construir equipos diversos que reconozcan la dignidad de cada persona en su singularidad.

La gestión del dolor crónico en entornos laborales inclusivos es todavía una deuda pendiente en muchos espacios de trabajo. Visibilizar esta realidad permite dar un paso más allá en los programas de inclusión, incorporando el bienestar físico y emocional como un eje central de la sostenibilidad laboral.

Cuando una organización comprende que la accesibilidad también incluye la gestión del dolor, avanza hacia un modelo de trabajo verdaderamente humano, flexible y comprometido con la diversidad real de sus equipos.

¿Qué otras estrategias crees que pueden ayudar a mejorar el bienestar laboral de personas que conviven con dolor crónico? Te invitamos a compartir tus reflexiones o experiencias en los comentarios. 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad