¿Por qué se dice “lengua de señas” y no “lenguaje”?

¿Por qué se dice “lengua de señas” y no “lenguaje”?

En la comunidad de personas sordas y en los círculos académicos y lingüísticos, es crucial entender la diferencia entre “lengua de señas” y “lenguaje de señas.” Aunque parecen similares, su uso correcto tiene implicaciones profundas desde una perspectiva lingüística y cultural. A continuación, analizaremos las razones detrás del uso correcto del término “lengua de señas” y por qué es inexacto referirse a ella como “lenguaje de señas”.

El concepto de lengua de señas

El término “lengua” se refiere a un sistema estructurado de signos lingüísticos que permite la comunicación entre personas. Cada lengua tiene sus reglas gramaticales, fonéticas y morfológicas, que la distinguen como un sistema autónomo y completo. En este sentido, el español, el inglés, el francés, entre otros, son lenguas. Asimismo, las lenguas de señas, como la Lengua de Señas Mexicana (LSM), la American Sign Language (ASL), y la Lengua de Señas Argentina (LSA), entre otras, también cumplen con todos los criterios para ser consideradas lenguas completas.

La clave para reconocer una lengua radica en la sistematización de sus signos. En las lenguas orales, estos signos son sonidos que se articulan según reglas específicas. En las lenguas de señas, los signos son visuales y manuales, organizados en una gramática propia que varía de una lengua de señas a otra. Sin embargo, todas ellas comparten una estructura compleja y rica que les permite expresar ideas abstractas, emociones, conceptos temporales y específicos, igual que cualquier lengua hablada.

¿Por qué no es correcto decir “lenguaje de señas”?

El término “lenguaje” tiene una connotación más amplia que abarca cualquier tipo de sistema de comunicación, no necesariamente con reglas gramaticales estructuradas o reconocidas. Por ejemplo, podemos hablar del “lenguaje corporal”, del “lenguaje artístico” o del “lenguaje de los animales” para referirnos a formas de comunicación no verbal, pero estas formas no constituyen una lengua.

Al decir “lenguaje de señas”, se está minimizando la estructura lingüística que caracteriza a las lenguas de señas, reduciéndolas a un simple sistema de comunicación sin el reconocimiento de su riqueza gramatical y sintáctica. Este error, aunque común, refleja una falta de comprensión sobre el estatus lingüístico de las lenguas de señas y perpetúa la idea errónea de que no son verdaderas lenguas, como el español o el inglés.

Lengua de señas: una forma de comunicación completa

Las lenguas de señas han sido estudiadas extensamente y se ha comprobado que poseen todas las características que definen a una lengua: fonología, morfología, sintaxis y semántica. Aunque los signos no son fonéticos (son visuales), existen configuraciones manuales que sirven como fonemas en estas lenguas. Además, las lenguas de señas tienen su propia gramática. Por ejemplo, en la American Sign Language (ASL), el orden de las palabras puede ser diferente al del inglés, ya que sigue sus propias reglas gramaticales.

Otro punto importante es que no existe una única “lengua de señas universal”. Cada país o región tiene su propia lengua de señas, con variantes locales e incluso dialectos. Esto refuerza la idea de que las lenguas de señas son autónomas y no simples representaciones visuales de las lenguas habladas en sus respectivas áreas geográficas.

En muchos países, las lenguas de señas han sido reconocidas oficialmente como lenguas, con el mismo estatus que las lenguas orales. Este reconocimiento no solo es un avance en términos de derechos lingüísticos, sino también en el acceso a la información y la educación. Las personas sordas tienen derecho a recibir educación y acceder a la información en su propia lengua, y este reconocimiento legal les otorga esa posibilidad.

Dos personas hablando en lengua de señas.

¿Por qué es importante la terminología correcta?

Utilizar el término correcto, “lengua de señas”, tiene una importancia que va más allá de la precisión lingüística. Reconocer a las lenguas de señas como lenguas fomenta el respeto hacia la comunidad sorda y sus formas de comunicación. Al referirse a las señas como un “lenguaje”, se corre el riesgo de perpetuar prejuicios que subestiman su complejidad y su valor cultural.

Cuando se entiende que las lenguas de señas son lenguas completas, con estructuras propias, es más fácil abogar por su enseñanza y por la inclusión de intérpretes en diversos contextos, como la educación, la justicia, y los medios de comunicación.

La importancia de la lengua de señas en la inclusión social

La lengua de señas no solo es fundamental para la comunicación entre personas sordas, sino que también desempeña un papel crucial en la construcción de identidades y culturas. La cultura sorda, que es rica en tradiciones, historias y expresiones artísticas, tiene en la lengua de señas uno de sus pilares fundamentales. Al reconocer y promover el uso correcto de este término, estamos contribuyendo al fortalecimiento de una comunidad que ha sido históricamente marginada.

Las lenguas de señas permiten a las personas sordas tener acceso a la misma gama de experiencias y oportunidades que las personas oyentes, desde la educación hasta el empleo, pasando por el acceso a la información en medios de comunicación. Asimismo, para las empresas que buscan ser inclusivas, es fundamental tener en cuenta las lenguas de señas en sus estrategias de comunicación y de recursos humanos, ya que esto abre nuevas puertas a la inclusión laboral y social.

¿Conocías la diferencia entre “lengua” y “lenguaje” en este contexto? Nos encantaría escuchar tus opiniones y continuar esta conversación tan importante.

Conoce más sobre el tema en nuestro artículo “Comunicación inclusiva: la importancia de aprender lengua de señas“.

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