¿Cómo hablar de sexualidad con niños, niñas y adolescentes con discapacidad?
¿Por qué sigue sorprendiendo unir las palabras sexualidad y discapacidad? ¿Por qué se “disparan las alarmas” y se anticipan los problemas?
En el caso de las personas con discapacidad suele ocurrir que el entorno mantiene una imagen de debilidad y necesidad de protección sobre ellas. Esta actitud interfiere en sus intereses y puede llegar a negar sus necesidades afectivas y sexuales. Si la discapacidad es física o intelectual, o si esta se presenta desde el nacimiento o se adquiere más tarde también conllevará actitudes diferentes por parte de familiares y cuidadores.
Además, la sociedad tiende a visualizar a estas personas como asexuales, infantilizándolas e impidiéndole evolucionar en todos sus ámbitos. Sin embargo, estas necesidades suelen mantenerse intactas y pendientes de ser satisfechas para sentirse realizados.
Por tanto, resulta necesario abordar este tema con los niños, niñas y adolescentes con discapacidad como trabajaríamos cualquier otro aspecto del desarrollo. Es decir, animándoles a preguntar y dando respuestas claras a sus dudas, indicándoles lo que puede expresarse en público y aquello que pertenece al ámbito de la intimidad.
También debemos animarles a manifestar cuándo se sienten inseguros o molestos con alguien. En definitiva, formándoles y ayudándoles a ser independientes y facilitar su integración.
Cada persona, con o sin discapacidad, experimentará intereses diferentes. Por eso, hay que abordar las necesidades sexuales partiendo de cada realidad individual y alejándonos de generalidades y estereotipos.
Esto nos permitiría reconocer también la diversidad existente, atendiendo a los procesos de desarrollo de la identidad (sexual o de género) o la orientación sexual que manifiesten.