Olas de calor y discapacidad: riesgos, cuidados y adaptaciones frente al cambio
El cambio climático no es solo un tema ambiental; también es un asunto urgente de salud pública y derechos humanos. Las olas de calor extremo, cada vez más frecuentes e intensas, representan un riesgo considerable para toda la población, pero afectan de manera desproporcionada a ciertos grupos vulnerables. Entre ellos, las personas con discapacidad enfrentan desafíos particulares ante las altas temperaturas, debido a factores médicos, sociales y de accesibilidad.
Comprender estos riesgos y promover estrategias de adaptación específicas es fundamental para garantizar el bienestar, la autonomía y la seguridad de las personas con discapacidad en un contexto climático cada vez más exigente.
¿Por qué las olas de calor afectan más a las personas con discapacidad?
Existen múltiples razones por las cuales las personas con discapacidad pueden estar en mayor riesgo durante los eventos de calor extremo. En primer lugar, algunas condiciones de discapacidad pueden dificultar la regulación natural de la temperatura corporal. Esto ocurre, por ejemplo, en personas con lesiones medulares, esclerosis múltiple o ciertas enfermedades neuromusculares, donde los mecanismos de sudoración y termorregulación están comprometidos.
Además, los medicamentos utilizados para tratar distintas condiciones de salud mental o física pueden afectar la capacidad del cuerpo para enfrentar el calor. Algunos psicofármacos, antiespasmódicos o medicamentos cardiovasculares alteran la percepción de la temperatura o aumentan la sensibilidad al calor.
Otro factor importante es la accesibilidad al entorno. Las personas con discapacidad motriz, por ejemplo, pueden encontrar limitaciones físicas para trasladarse a espacios frescos, acceder a refugios temporales o manipular sistemas de ventilación. En los casos de discapacidad sensorial o cognitiva, puede haber dificultades adicionales para percibir los síntomas iniciales del golpe de calor o para comunicar la necesidad de ayuda.
Por otro lado, existen barreras sociales y económicas que agravan esta vulnerabilidad. Muchas personas con discapacidad enfrentan condiciones de pobreza energética, es decir, no tienen acceso estable a sistemas de refrigeración o recursos suficientes para afrontar aumentos en el costo de la electricidad durante los periodos de calor extremo.
Principales riesgos durante las olas de calor
Los efectos del calor extremo pueden ser peligrosos y, en algunos casos, mortales. Entre los principales riesgos se encuentran la deshidratación, el agotamiento por calor, los golpes de calor, la descompensación de enfermedades crónicas preexistentes, las alteraciones en el funcionamiento de dispositivos médicos (como sillas de ruedas eléctricas o equipos de soporte respiratorio), así como un aumento del estrés físico y emocional.
Cuando el cuerpo no logra regular su temperatura interna, se produce una sobrecarga que puede desencadenar síntomas graves como confusión, mareos, pérdida de la conciencia, dificultad respiratoria y daño multiorgánico. En personas con discapacidad, estos síntomas pueden presentarse más rápidamente y con mayor intensidad.
Estrategias de adaptación y prevención
Frente a este panorama, es fundamental adoptar estrategias de prevención y adaptación personalizadas, considerando las necesidades particulares de cada persona.
Para proteger a las personas con discapacidad durante olas de calor, es esencial implementar estrategias personalizadas de prevención. Mantener una hidratación adecuada, con apoyo si es necesario, es una de las primeras medidas. También es importante adaptar los espacios físicos mediante ventilación, control de la exposición solar y el uso de ropa ligera. Cuando estas medidas no son suficientes, deben existir redes de apoyo y planes de emergencia. A nivel comunitario, los sistemas de alerta deben ser accesibles, utilizando formatos comprensibles como lectura fácil, subtítulos, lengua de señas y aplicaciones adaptadas para garantizar que todas las personas puedan recibir la información
El rol de los cuidadores, las redes de apoyo y los gobiernos
Los familiares, cuidadores y profesionales de la salud son clave para detectar tempranamente los signos de descompensación durante olas de calor. Las redes comunitarias pueden brindar apoyo adicional a quienes viven solos o en situaciones de mayor vulnerabilidad. A nivel gubernamental, es fundamental incluir a las personas con discapacidad en los planes de adaptación al cambio climático, garantizando recursos y asistencia prioritaria. Aunque las olas de calor no pueden evitarse, es posible prepararse de forma inclusiva. Incorporar la discapacidad en estos planes es una cuestión de derechos, justicia y equidad, reconociendo que la accesibilidad también forma parte de la agenda climática.
¿Conoces otras estrategias que puedan ayudar a las personas con discapacidad durante las olas de calor? ¿Has tenido alguna experiencia personal o familiar relacionada? Te invitamos a compartir tus ideas o experiencias en los comentarios. Tu aporte puede ser muy valioso para crear conciencia y aportar solución.
Si deseas conocer más sobre cómo construir entornos accesibles y seguros para personas con discapacidad, te invitamos a leer nuestro artículo sobre Inclusión y protección de las personas con discapacidad en desastres naturales y emergencias.

