Transformar los sistemas de cuidados para incluir
El cuidado como pilar
El trabajo de cuidados mantiene en pie a nuestras economías: permite que niños y niñas crezcan sanos, que personas mayores y con discapacidad vivan con dignidad y que millones de familias concilien su vida personal y laboral. Sin embargo, gran parte de ese trabajo sigue siendo invisible, no remunerado y asignado casi siempre a mujeres. Transformar los sistemas de cuidados es una prioridad económica, de derechos humanos y de desarrollo sostenible.
El problema hoy: carga desigual y servicios insuficientes
El documento de la ONU sobre cómo transformar los sistemas de cuidados alerta que la oferta actual es fragmentada, escasa y, con demasiada frecuencia, inaccesible para los hogares de menores ingresos. La consecuencia es doble: quienes cuidan reducen o abandonan su participación en el empleo formal y, a la vez, las personas que requieren apoyo ven limitadas sus oportunidades de estudiar, trabajar o participar en su comunidad. Cuando el cuidado falla, toda la economía pierde productividad y el Estado asume mayores costos en salud, protección social y pérdida de ingresos fiscales.
Un enfoque con lente de género y discapacidad
Para lograr inclusión sociolaboral real, el sistema de cuidados debe diseñarse con enfoque de género y de discapacidad. Eso significa reconocer el valor del tiempo de las cuidadoras, prevenir la sobrecarga y garantizar apoyos accesibles, asequibles y de calidad. También implica eliminar barreras físicas, comunicacionales y actitudinales: rampas, transporte accesible, información en lectura fácil, intérpretes de lengua de señas y tecnologías asistivas disponibles en los servicios.
Reconocer, reducir y redistribuir (las “3R” del cuidado)
El policy paper recomienda una estrategia clara basada en tres verbos:
- Reconocer el cuidado como trabajo con valor económico y social. Medirlo en estadísticas oficiales, incorporarlo en cuentas satélite y visibilizarlo en el diseño de políticas.
- Reducir la carga a través de servicios públicos de calidad: centros de cuidado infantil, apoyos para la vida independiente, programas de respiro, teleasistencia y cuidados de larga duración con cobertura universal.
- Redistribuir responsabilidades entre Estado, mercado, comunidad y hogares, y dentro de los hogares entre hombres y mujeres, promoviendo licencias parentales igualitarias y corresponsables.
Trabajo decente en el sector de cuidados
No habrá servicios de calidad sin trabajadores de cuidados con empleo formal, salarios dignos, formación continua y protección social. Profesionalizar el sector, reconocer certificaciones y asegurar condiciones laborales seguras es esencial para retener talento y mejorar los resultados. La mejora de la calidad del empleo en cuidados tiene, además, un efecto multiplicador en la economía local.
Tecnología y accesibilidad como aceleradores
Las tecnologías digitales y asistivas pueden escalar la cobertura y personalizar los apoyos: plataformas para coordinar turnos y rutas de cuidadores, teleasistencia 24/7, aplicaciones de seguimiento de planes de cuidado, dispositivos de apoyo a la movilidad, lectores de pantalla o comunicación aumentativa. La condición es que la tecnología sea accesible, segura y asequible, con estándares de interoperabilidad y protección de datos personales.
Enfoque territorial y participación comunitaria
Los sistemas de cuidados deben adaptarse a contextos urbanos, rurales e interculturales. Para ello, es clave la participación ciudadana: personas cuidadoras y personas que requieren apoyos deben ser parte del diseño, la implementación y la evaluación. Los gobiernos locales, las organizaciones comunitarias y el sector privado pueden co-crear soluciones cercanas, por ejemplo, redes barriales de cuidado, bancos de tiempo y alianzas con empresas para cupos de empleo con horarios compatibles.
Beneficios económicos y sociales de invertir en cuidados
Invertir de forma sostenida en cuidados genera retornos múltiples: mayor participación laboral femenina, reducción de brechas salariales, incremento del ingreso disponible de los hogares, mejores trayectorias educativas, retraso de institucionalizaciones costosas y alivio del gasto sanitario por sobrecarga. A nivel macroeconómico, los sistemas de cuidados actúan como infraestructura social que estabiliza el crecimiento y aumenta la productividad total de los factores.
Cuidar es política económica
Transformar los sistemas de cuidados es una decisión estratégica para construir sociedades más justas, productivas y resilientes. Reconocer, reducir y redistribuir el cuidado, con servicios accesibles y trabajo decente, abre oportunidades de empleo para quienes cuidan y para quienes reciben apoyo. Es, al mismo tiempo, una política de igualdad de género, de inclusión de personas con discapacidad y de crecimiento sostenible.
¿Qué política de cuidado tendría el mayor impacto en tu comunidad? ¿Qué servicio echas en falta para conciliar trabajo y familia?
Cuéntanos en los comentarios y sumemos experiencias para impulsar sistemas de cuidados inclusivos y sostenibles.
Fuente: ONU – Policy paper Transformar los sistemas de cuidados (2024). Disponible en: https://www.un.org/es/

