Crianza inclusiva: ser madre o padre con discapacidad en el siglo XXI

Crianza inclusiva: ser madre o padre con discapacidad en el siglo XXI

En el siglo XXI, la figura de madres y padres con discapacidad deja de ser una excepción silenciada para convertirse en un actor esencial de la crianza inclusiva. Estos progenitores enfrentan retos particulares —desde barreras físicas y actitudes estigmatizantes hasta la falta de apoyos específicos—, a la vez que se valen de redes de solidaridad, tecnología asistiva y marcos legales internacionales que garantizan sus derechos. A través de un enfoque que combina datos regionales, la defensa de derechos humanos y ejemplos de buenas prácticas, este artículo ofrece una mirada amplia sobre la crianza inclusiva desde la perspectiva de madres y padres con discapacidad, proponiendo estrategias y recursos para fortalecer su autonomía y la de sus hijas e hijos.

Panorama regional y marco de derechos

En América Latina y el Caribe según CEPAL viven aproximadamente 66 millones de personas con alguna discapacidad, lo que equivale al 12 % de la población regional. De ese total, un porcentaje significativo son madres y padres que crían hijas e hijos, a menudo enfrentando hogares con menores ingresos y acceso limitado a servicios de apoyo.

El Artículo 23 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD) reconoce explícitamente el derecho de estas personas a fundar una familia y a recibir apoyo adecuado para el cuidado de sus hijas e hijos. A su vez, la Convención sobre los Derechos del Niño ratifica el derecho de cada menor a crecer en un entorno familiar estable, con especial atención a las necesidades de progenitores con discapacidad.. Estos instrumentos obligan a los Estados a eliminar barreras, ofrecer servicios de relevo y asegurar la igualdad material de las familias encabezadas por madres y padres con discapacidad.

Retos cotidianos en la crianza inclusiva

Barreras de entorno y estigma social

Muchas viviendas y espacios públicos no contemplan adaptaciones básicas (rampas, baños accesibles, pasillos amplios), lo que dificulta tareas tan cotidianas como el traslado de cochecitos y sillas de ruedas o el acceso a guarderías y escuelas. A ello se suma la posibilidad de recibir un trato condescendiente o el cuestionamiento sobre su capacidad para educar, reflejo de prejuicios que todavía sitúan a la discapacidad como una limitación absoluta 

Falta de apoyos especializados

Las madres y padres con discapacidad a menudo carecen de asistentes personales o servicios de cuidado diurno para sus hijas e hijos, recursos que facilitarían la conciliación de la vida familiar y profesional. En varios países, estos apoyos siguen siendo escasos o de difícil acceso por costos elevados y criterios restrictivos de elegibilidad.

Estrategias y recursos para fortalecer la autonomía

Tecnología asistiva y diseño universal

El uso de ayudas técnicas —desde dispositivos de elevación para bebés hasta cochecitos con agarres adaptados— mejora la independencia en la rutina diaria. El diseño universal en guarderías y parques infantiles, con zonas de juego accesibles y mobiliario regulable, abre oportunidades de inclusión para toda la comunidad.

Redes de apoyo y coparentalidad

Organizaciones de padres y madres con discapacidad crean espacios de intercambio de experiencias y préstamo de equipos de apoyo. Las alianzas con madres y padres sin discapacidad en fórmulas de coparentalidad solidaria promueven un acompañamiento mutuo en las tareas de crianza.

Educación inclusiva

Escuelas que aplican prácticas de pedagogía inclusiva y ofrecen personal de apoyo en el aula benefician tanto a las hijas e hijos de progenitores con discapacidad como al conjunto del estudiantado. La participación activa de madres y padres en comités escolares y consejos de familia fortalece la corresponsabilidad educativo–familiar.

Buenas prácticas y casos de éxito

En Costa Rica, el Centro de Atención Integral para Personas con Discapacidad implementó un programa de acompañamiento familiar que incluye asesoría legal, terapia ocupacional para progenitores y grupos de crianza compartida, reduciendo el aislamiento y mejorando la salud mental de las familias.

En Estados Unidos, el portal Parents with Disabilities ofrece guías, foros y directorios de servicios adaptados, facilitando el acceso a información y recursos en cada estado.

Hacia una agenda de transformación

Para avanzar en la crianza inclusiva, es necesario que los gobiernos:

  1. Desarrollen políticas de asistencia personal que cubran cuidados infantiles y apoyo en el hogar.

  2. Financien programas de relevo y servicios de guardería accesibles, con subsidios para familias de bajos recursos.

  3. Promuevan la capacitación de profesionales en primera infancia y servicios sociales para atender las necesidades de padres con discapacidad.

  4. Implementen normativas de diseño universal en infraestructuras públicas, centros educativos y espacios de recreación.

Al mismo tiempo, la sociedad civil debe visibilizar las voces de madres y padres con discapacidad, reconociendo su derecho a una crianza plena y digna.

La crianza inclusiva implica derribar barreras físicas, sociales y culturales para que madres y padres con discapacidad puedan ejercer plenamente su rol. El desafío es avanzar hacia políticas y prácticas que garanticen la autonomía de todas las personas cuidadoras y el derecho de cada niña y cada niño a crecer en un entorno de igualdad y respeto. Te invitamos  a leer nuestro artículo: Sorda: La Película que visibiliza la maternidad de una mujer con discapacidad auditiva

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